jueves, 24 de marzo de 2016

NIVELES DE LA COMPRENSIÓN LECTORA




Una de las principales preocupaciones de la escuela actual es lograr que los y las niños comprendan los textos que leen, además de promover la búsqueda de la lectura como una práctica cotidiana y de disfrute. 
La tarea de las/os maestros/as de la Educación Primaria será, entonces, ejercitar diversas formas de lectura así como el diálogo con distintos tipos de textos con la finalidad que nuestras/os estudiantes puedan sentar las bases de un manejo del conocimiento integral, que les permitirá avanzar en las distintas áreas de aprendizaje. 

Sugerimos por eso que las/os maestros/as de aula, aprendan a identificar y ejercitar los niveles o componentes de comprensión lectora. 

 1. Comprensión Literal
Es el reconocimiento de todo aquello que explícitamente figura en el texto y que, generalmente, es lo que más se trabaja en la escuela. Este nivel supone enseñar a las/os niñas/os a:
 ♦ Distinguir entre información relevante e información secundaria. 
 ♦ Saber encontrar la idea principal.
 ♦ Identificar relaciones causa-efecto. 
 ♦ Seguir unas instrucciones. 
 ♦ Reconocer las secuencias de una acción. 
 ♦ Identificar los elementos de una comparación.
 ♦ Identificar analogías 
 ♦ Encontrar el sentido de palabras de múltiple significado 
♦ Reconocer y dar significado a los sufijos y prefijos de uso habitual. 
♦ Identificar sinónimos, antónimos y homófonos. 
♦ Dominar el vocabulario básico correspondiente a su edad. Mediante este trabajo el maestro podrá comprobar si el alumno puede expresar lo que ha leído con un vocabulario diferente, si fija y retiene la información durante el proceso lector y puede recordarlo para posteriormente explicarlo. 

 2. Comprensión Inferencial o Interpretativa: 

se ejerce cuando se activa el conocimiento previo del lector y se formulan anticipaciones o suposiciones sobre el contenido del texto a partir de los indicios que proporciona la lectura. Estas expectativas se van verificando o formulando mientras se va leyendo. Es la verdadera esencia de la comprensión lectora, ya que es una interacción constante entre el lector y el texto, llenando vacíos, detectando lapsus, iniciando estrategias para salvar dificultades, haciendo conjeturas que a lo largo de la lectura se van comprobando si se confirman o no. De esta manera se manipula la información del texto y se combina con lo que se sabe para sacar conclusiones. El maestro estimulará a sus alumnos a: 

♦ Predecir resultados.
♦ Inferir el significado de palabras desconocidas. 
♦ Inferir efectos previsibles a determinadas causas. 
♦ Entrever la causa de determinados efectos. 
♦ Inferir secuencias lógicas 
♦ Inferir el significado de frases hechas, según el contexto. 
♦ Interpretar con corrección el lenguaje figurativo. 
♦ Recomponer un texto variando algún hecho, personaje, situación, etc. 
♦ Prever un final diferente.

 Así el maestro ayuda a formular hipótesis durante la lectura, a sacar conclusiones, a prever comportamientos de los personajes, y, al hacer la lectura más viva, los alumnos tienen más fácil acceso a identificarla, a sentirse inmersos en ella, a relacionar las nuevas situaciones con sus vivencias. 

3. Comprensión Crítica o profunda:

Implica una formación de juicios propios, con respuestas de carácter subjetivo, una identificación con los personajes del libro, con el lenguaje del autor, una interpretación personal a partir de las reacciones creadas basándose en las imágenes literarias. Así, pues un buen lector ha de poder deducir, expresar opiniones y emitir juicios. Hemos de enseñar a los niños a: 

 ♦ Juzgar el contenido de un texto bajo un punto de vista personal.
 ♦ Distinguir un hecho de una opinión. 
 ♦ Emitir un juicio frente a un comportamiento. 
 ♦ Manifestar las reacciones que les provoca un determinado texto. 
 ♦ Comenzar a analizar la intención del autor. 
Es bueno que el maestro tenga una relación con los alumnos que permita expresar opiniones, enseñando a discutirlas con los demás, incentivando la necesidad de aportar argumentos para defenderlas, manteniendo un criterio flexible que permita a los niños ver que los puntos de vista son múltiples y que la diversidad es una riqueza. De esta manera, ellos mismos se sentirán acogidos, con sus particulares formas de comprender el mundo y podrán ir organizando su jerarquía de valores.

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