Una de las principales preocupaciones de la escuela actual es lograr que los y las niños comprendan los textos que leen, además de promover la búsqueda de la lectura como una práctica cotidiana y de disfrute.
La tarea de las/os maestros/as de la Educación Primaria será, entonces, ejercitar diversas formas de lectura así como el diálogo con distintos tipos de textos con la finalidad que nuestras/os estudiantes puedan sentar las bases de un manejo del conocimiento integral, que les permitirá avanzar en las distintas áreas de aprendizaje.
Sugerimos por eso que las/os maestros/as de aula, aprendan a identificar y ejercitar los niveles o componentes de comprensión lectora.
1. Comprensión Literal:
Es el reconocimiento de todo aquello que explícitamente figura en el texto y que, generalmente, es lo que más se trabaja en la escuela. Este nivel supone enseñar a las/os niñas/os a:
♦ Distinguir entre información relevante e información secundaria.
♦ Saber encontrar la idea principal.
♦ Identificar relaciones causa-efecto.
♦ Seguir unas instrucciones.
♦ Reconocer las secuencias de una acción.
♦ Identificar los elementos de una comparación.
♦ Identificar analogías
♦ Encontrar el sentido de palabras de múltiple significado
♦ Reconocer y dar significado a los sufijos y prefijos de uso habitual.
♦ Identificar sinónimos, antónimos y homófonos.
♦ Dominar el vocabulario básico correspondiente a su edad.
Mediante este trabajo el maestro podrá comprobar si el alumno puede expresar lo que ha leído con un vocabulario diferente, si fija y retiene la información durante el proceso lector y puede recordarlo para posteriormente explicarlo.
2. Comprensión Inferencial o Interpretativa:
se ejerce cuando se activa el conocimiento previo del lector y se formulan anticipaciones o suposiciones sobre el contenido del texto a partir de los indicios que proporciona la lectura. Estas expectativas se van verificando o formulando mientras se va leyendo. Es la verdadera esencia de la comprensión lectora, ya que es una interacción constante entre el lector y el texto, llenando vacíos, detectando lapsus, iniciando estrategias para salvar dificultades, haciendo conjeturas que a lo largo de la lectura se van comprobando si se confirman o no. De esta manera se manipula la información del texto y se combina con lo que se sabe para sacar conclusiones.
El maestro estimulará a sus alumnos a:
♦ Predecir resultados.
♦ Inferir el significado de palabras desconocidas.
♦ Inferir efectos previsibles a determinadas causas.
♦ Entrever la causa de determinados efectos.
♦ Inferir secuencias lógicas
♦ Inferir el significado de frases hechas, según el contexto.
♦ Interpretar con corrección el lenguaje figurativo.
♦ Recomponer un texto variando algún hecho, personaje, situación, etc.
♦ Prever un final diferente.
Así el maestro ayuda a formular hipótesis durante la lectura, a sacar conclusiones, a prever comportamientos de los personajes, y, al hacer la lectura más viva, los alumnos tienen más fácil acceso a identificarla, a sentirse inmersos en ella, a relacionar las nuevas situaciones con sus vivencias.
3. Comprensión Crítica o profunda:
Implica una formación de juicios propios, con respuestas de carácter subjetivo, una identificación con los personajes del libro, con el lenguaje del autor, una interpretación personal a partir de las reacciones creadas basándose en las imágenes literarias. Así, pues un buen lector ha de poder deducir, expresar opiniones y emitir juicios. Hemos de enseñar a los niños a:
♦ Juzgar el contenido de un texto bajo un punto de vista personal.
♦ Distinguir un hecho de una opinión.
♦ Emitir un juicio frente a un comportamiento.
♦ Manifestar las reacciones que les provoca un determinado texto.
♦ Comenzar a analizar la intención del autor.
Es bueno que el maestro tenga una relación con los alumnos que permita expresar opiniones, enseñando a discutirlas con los demás, incentivando la necesidad de aportar argumentos para defenderlas, manteniendo un criterio flexible que permita a los niños ver que los puntos de vista son múltiples y que la diversidad es una riqueza. De esta manera, ellos mismos se sentirán acogidos, con sus particulares formas de comprender el mundo y podrán ir organizando su jerarquía de valores.
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